Se llama “Genara Briceño de Corcuera”.
Gracias al trabajo de las socias del comedor popular “Genara Briceño de Corcuera”, el aporte de la Municipalidad Provincial de Trujillo y de algunos benefactores, se viene haciendo realidad el local donde pronto recibirán cómodamente a los 40 ó 50 comensales que atienden con un menú diario por el cual reciben, como aporte voluntario, entre un sol y 50 céntimos.
El local está bastante avanzado y en noviembre próximo debe ser inaugurado con presencia del alcalde de Trujillo, Martín Sifuentes Palacios, y del ex burgomaestre José Murgia Zannier. Está ubicado en el sector Tinín, cerca al puente del mismo nombre y a un costado de la antigua carretera al interior de La Libertad, en el distrito de Poroto.
Solo falta ponerle las puertas y ventanas a los ocho ambientes construidos sobre un área aproximada de 250 metros cuadrados, lo que se hará antes de 15 días. Las madres no pierden la esperanza de enlucir con cemento las paredes de adobe, pero aun les falta apoyo para eso.
La obra no podría haberse iniciado si detrás de las madres no hubiera alguien que las impulse a organizarse y a trabajar. Ellas trasladaron los materiales, fabricaron parte de los adobes e incluso, ayudando al albañil que se encargó de la construcción. Esa persona es precisamente quien donó los 600 m² del terreno donde se construye el local: Ana María Corcuera Biceño, hija de quien el comedor tiene el nombre, en su memoria.
APOYO MPT
Durante visita al local para conocer su avance y entregar 10 bancas para implementar el comedor, el subgerente de Programas Alimentarios, Ulises Rodríguez Cadillo, refirió que la Municipalidad de Trujillo, conociendo del esfuerzo realizado por las madres y su situación -el alcalde Martín Sifuentes estuvo personalmente en el lugar-, entregó, como subvención para apoyar la construcción del local, la suma de 7 mil soles.
LAS ABANDONADAS
Al intervenir Ana María Corcuera, emocionada como pocas veces se la ha visto, mencionó que se decidió a donar el terreno y apoyar la construcción del local, porque ella es nacida en el lugar. “Aquí nací y viví parte de mi niñez, y en mi memoria guardo recuerdos imborrables”, acotó.
Las condiciones de vida de las familias lugareñas han variado mucho desde que se fue la empresa norteamericana que explotaba los yacimientos mineros. Vivíamos como si estuviéramos en una pequeña ciudad de Estados Unidos, disfrutando de algunas comodidades. Hoy, con la construcción de la carretera asfaltada que va por la otra margen del río, todo ha cambiado, la población está casi abandonada, señala con mucha preocupación.
Algunas madres, a las que sus parejas dejaron, a las que les llamó cariñosamente y sin querer menoscabarlas “las abandonadas”, hacen de padre y madre a la vez y luchan mucho para sobrevivir. Ese es otro de los motivos que me impulsó a hacer la donación del terreno y económicamente para la construcción del comedor, explicó.
Pronto tendremos la satisfacción de entregar formalmente el terreno. La documentación necesaria está avanzada, se hará una cesión en uso a la Municipalidad Distrital para que esto no tenga un solo dueño y para que, cuando el tiempo transcurra, sus hijos y los hijos de sus hijos sigan utilizando el terreno y el local, dijo.
Por su parte, Santos Moreno Rodríguez, presidenta del comedor popular, tras agradecer todo el apoyo recibido, reconoció que el ofrecimiento que tuvieron se va haciendo realidad.